Según me
contó mi abuelo, hace ya muchos años en un pequeño pueblo al otro lado del
mundo nacieron dos niñas tan parecidas, que sólo sus padres las podían
distinguir. Como era costumbre en la región, les pusieron nombres casi
idénticos. Mi abuelo cuenta que se enamoró de una de ellas, de Elena. Ella
también le amaba, pero estaba prometida, casi desde niña, a un hombre rico. Se
resignó entonces a casarse con Helena.
Cuenta mi
abuela que en la noche de bodas se quitó despacito el camisón y muy deprisa la H.
Desde entonces sólo la usa fuera de casa.
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Ilustración de Inma Alonso de la Torre