El mes pasado envié microrrelatos a dos concursos: uno de la editorial Pearson en Facebook y el otro de Cercanías de Renfe. Esto de los concursos, para mí, tiene una aspecto negativo porque siempre lo mando apurada por el plazo y va como esté, aunque no lo vea redondo; pero tiene también una parte positiva y es que me obliga a pensar en una historia o a sentarme y plasmar alguna que tengo ya debajo del sombrero y eso me permite tener un pequeño banco de micros a medias que más adelante podré pulir y redondear.
En este enlace están los tres ganadores y los veintidós finalistas. El mío quedó el cuarto de los finalistas.
Título : Compartimentos estancos
Autora: Nieves Torres Alonso
Un joven rubio la despidió en el andén con un largo beso apasionado. Ella subió al vagón, se acomodó en el asiento y sacó un libro. Él se fue haciendo pequeño mientras el tren se alejaba. Varias horas después cerró el libro, se ahuecó la melena con los dedos y bajó al andén donde la esperaba un joven moreno que la recibió con un largo beso apasionado.
El concurso de la editorial Pearson consistía en terminar un cuento en un máximo de 500 caracteres, incluyendo espacios, a partir de este inicio:
“Esa mañana me había levantado pronto, quería aprovechar el tiempo. Abrí el
libro por una página al azar y...”
Había premio para los 50 mejores, pero no hubo suerte. Esto es lo que me salió:
Esa mañana me había levantado pronto, quería aprovechar el
tiempo. Abrí el libro por una página al azar y leí “Al día siguiente, …” Lo interpreté como una señal de
que debía aplazar cualquier actividad al menos 24 horas. Más relajada, con una
taza humeante en una mano y el libro en la otra, me acomodé en el sofá bajo mi
manta favorita, dispuesta a disfrutar de ese paréntesis que el azar me había
regalado.